Cada año se publican varios libros o surgen recurrentemente artículos en los periódicos donde se afirma haber descubierto la definitiva identidad del ya, mítico Jack el Destripador, el famoso y siniestro asesino de prostitutas que el horror el londinense barrio de Whitechapel, el más marginal de su época, por los cinco asesinatos ocurridos entre agosto y noviembre de 1888.
Su leyenda se ha magnificado, porque nunca Scotland Yard ha podido descubrir la identidad y los motivos del que fue el primer asesino en serie mediático de la historia moderna; homicida de cinco prostitutas londinenses, Mary Ann Nichols (31 de agosto), Annie Chapman (8 de septiembre), Elizabeth Stride (30 de septiembre), Catherine Eddowes (30 de septiembre) y Mary Jane Kelly (9 de noviembre).
Esta macabra historia de la crónica negra, permanece en el imaginario colectivo que los asesinatos coincidió en el tiempo con el expansionismo de la prensa sensacionalista amarilla británica.
No es menos cierto que, durante 126 años ha sido cautivador para los amantes de los enigmas y los criminólogos el descifrar la identidad de este célebre asesino.
Hace unos días ha surgido en los periódicos una noticia que, incluso ha tenido una inmensa viralización en las redes sociales, donde se afirma haberse desvelado el secreto de Whitechapel, escondido durante más de un siglo, poniéndole nombre a Jack el Destripador.
En el artículo que, es el reclamo de un nuevo libro al respecto («Naming Jack the Ripper«), está basado en la teoría del autor, el británico Russell Edwards, donde se asegura que el Destripador era un inmigrante polaco llamado Aaron Kominski, tras analizar el semen encontrado en una pieza de tela que pertenecía a Catherin Eddowes, la cuarta víctima del Destripador.
Cabe señalar que el peluquero polaco Aaron Kominski había sido uno de los sospechosos que Scotland Yard había interrogado mientras se investigaban los crímenes en el año 1888, pero exculpado por falta de pruebas, aunque un testigo lo situó en el escenario de uno de los crímenes. Recordemos que el sospechoso murió en 1919 por gangrena en un centro psiquiátrico donde se encontraba internado por sus trasiegos mentales. 
La historia de la teoría del libro de Edwards comienza con la adquisición en 2007 en una subasta, de un chal perteneciente a la cuarta víctima, Catherin Eddowes, que supuestamente habría recogido el sargento de la Policía londinense Amos Simpson; y que culmina con el análisis genético del ADN de los restos biológicos encontrados, efectuado por el profesor de biología molecular de la Universidad John Moore de Liverpool, Jari Louhelainen.
Según declaraciones del profesor Louhelainen al diario británico Daily Mail, éste, afirma que logró ponerse en contacto con una descendiente británica de la hermana de Kosminski, con la que compartía ADN mitocondrial, y donde la primera muestra demostró una coincidencia del 99, 2% y la segunda certificó el 100%.
Los ya habituales seguidores de LA BRÚJULA DE MILEVSKI, sabéis que el estilo del blog, trata de ser alternativo y nada tendencioso, por eso os recordaré otra teoría hace doce años, tanto creíble y científica como la anterior.
En 2002 la escritora Patricia Cornwell, célebre por sus novelas de misterio, invirtió cuatro millones de dólares y meses de trabajo en una investigación en la que por primera vez se utilizaron pruebas de ADN, con un resultado que, según ella no deja dudas, afirmando que el pintor británico Walter Richard Sickert fue el autor de los crímenes.
A diferencia de Edwards, esta se lanzó de lleno en una persecución del sospechoso que le pareció más verosímil, que fue Sickert; comprando treinta pinturas y una tabla del artista para desmenuzarlas en busca de pruebas. Contrató forenses para analizar posibles rastros de ADN en la correspondencia que la policía victoriana recibió de personas que decían ser el Destripador, y contactó con los familiares vivos del pintor.
Después de sonados fracasos pudo constatar el ADN de éste con uno encontrado en una de las cartas, pero el forense que realizó los análisis, consideró que se trataba de una casualidad, la coincidencia del ADN encontrado, con el del pintor británico, ya que sólo había podido aislar unas pocas eslabones de la cadena cromosomática.
Es conocido que el hijo ilegítimo Walter Richard Sickert, antes de morir en 1990, afirmó que el artista era el auténtico asesino, una teoría más.
Los ya habituales de LA BRÚJULA DE MILEVSKI, sabéis que el estilo del blog trata de ser alternativo y como veis, se puede encontrar numerosa bibliografía al respecto, son muchos los investigadores han seguido la pista de este asesino, existiendo varias teorías y suposiciones y muchos indicios, pero nunca se ha descubierto la identidad del asesino, pero si bien el libro de Russell Edwards ofrece sin duda una prueba evidente para la reflexión, creo poco probable que ponga fin a las incontables especulaciones sobre los crímenes de Whitechaple.
Es por eso que os quiero dejar mi teoría respecto de esta última propuesta, ni mejor ni peor, una perspectiva más.
Que las muestras biológicas determinan que el ADN encontrado en una prenda perteneciente a unas de las víctimas, Catherin Eddowes, no prueba que Aaron Kominski fuera el famoso Jack el Destripador, ni el asesino de ésta, porque estamos hablando de que las víctimas eran prostitutas y lo único que prueba es que fue cliente de ésta, y es conocido que en esta época la higiene no era una prioridad, y menos en aquellos ambientes, por tanto, no necesariamente el vincularían con el asesinato.
Para que fuera definitivo debería tener las mismas pruebas biológicas en el resto de víctimas, por lo tanto, no se puede afirmar de forma inequívoca que Kominski sea el verdadero asesino, el que tiene tantas posibilidades de serlo como no ser lo …
Milevski
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